90 Millas Art Space

Conversación con Elizabeth Cerviño

  • Entrevistado: Elizabeth Cerviño
  • Fecha: 24 de noviembre de 2025
  • Hora: 19:59 EST
  • Lugar: Conversación registrada para 90 Millas Art Space
  • Entrevistan: 90 Millas Art Space (Pedro)

90 Millas Art Space: Eli, mi vida, qué bueno conectar contigo. Vamos a saltarnos los protocolos porque tú y yo nos conocemos bien. Sé que estás allá en tu refugio, lejos del ruido de la ciudad, y quiero que hablemos de eso: de tu paz, de tus animales y, por supuesto, de esa obra tuya que es pura poesía.

Elizabeth Cerviño: Claro que sí, Pedro. Pregunta lo que quieras, que aquí estamos tranquilos. Gracias por este espacio.

Pregunta: Para situar a la gente, ¿dónde estás ahora mismo y cómo es tu vida ahora?

Elizabeth Cerviño: Estoy en Jacksonville, Florida. Aquí tengo todo: mi casa, mi estudio, mi espacio. Es mi lugar de retiro y tranquilidad. Tengo mis animales, mi pareja, mi felicidad… todo está aquí. Yo buscaba esto, alejarme de la ciudad. Compramos este terreno cuando era monte virgen y poco a poco, a machete, fuimos limpiando para hacer la casita y luego el estudio. Aquí todo el mundo tiene animales, aunque mi gallo es un poco vago y casi no canta (cantan más los de los vecinos). Es una conexión muy fuerte con la naturaleza. Vivimos cerca de los manantiales (springs) y es una bendición. ¿Sabes lo que es ver a los manatíes en el río? Es la cosa más linda de la faz de la tierra. Son como ballenas, pero nobles, incapaces de tocarte o hacerte daño. Si andan en familia, los bebés te echan agua jugando. Esa paz es la que yo necesito para vivir y para crear.

Pregunta: ¿En qué estás trabajando ahora mismo entre tanta naturaleza?

Elizabeth Cerviño: Estamos preparando dos exposiciones para el próximo año. Una es en la ciudad de Tampa, que me tiene muy contenta. Aunque la galería es pequeña, me hace feliz sentar bases en una ciudad nueva, cerca de donde decidí vivir. Será una instalación grande, prácticamente toda la galería será una sola obra, entre agosto y noviembre. Y la otra es para el Museo Nacional de Bellas Artes en Cuba. Es un proceso más lento, tú sabes cómo son los tiempos allá, pero estamos trabajando en eso. Estoy feliz, enfocada en trabajar y en tener más animales (risas).

Pregunta: Eli, tú tienes una sensibilidad muy especial. ¿Siempre supiste que ibas a ser artista?

Elizabeth Cerviño: Para nada. Eso fue cosa de Dios. Yo siempre dije que iba a estudiar medicina. Dibujaba toda mi vida, sí, pero decía: «Yo nunca voy a ser artista porque los artistas son muy brutos, no leen, son arrogantes». Tenía ese prejuicio. Pero un día, Dios o el destino me envolvió y terminé estudiando arte. Al principio quería perfeccionar mi dibujo académico, aprender de los grandes maestros. Pero una vez que entras en ese camino de investigación personal, ya no hay vuelta atrás. Te embarcas. Y ojo, quiero decir algo sobre los prejuicios: en el arte cubano tenemos muchos. Creemos que si un artista da clases o hace otra cosa para vivir, ya no es artista. Eso es un error. En el mundo entero los artistas tienen otros trabajos para mantener su sueño y eso es admirable. No es un hobby, es sostener tu pasión.

Pregunta: ¿Cómo reaccionaron tus padres cuando cambiaste la medicina por el arte?

Elizabeth Cerviño: Los padres siempre quieren que uno haga lo que ellos no hicieron, pero los míos fueron muy liberales. Me dijeron: «Nosotros ya tenemos nuestra carrera y nuestra casa. Tú recién empiezas, tú sabrás cómo quieres vivir». Y esa libertad es clave. Hay un mito de que el artista tiene que morir pobre para ser importante. ¿Para qué? ¿Para no vivir? Yo creo que uno tiene que ser leal a uno mismo. Si hoy quiero jugar tenis, juego tenis. Si mañana quiero comprarme una gallina azul, me la compro. Se trata de proponerse ser feliz en cada instante y decisión, sin lastimar a nadie. Si tú eres feliz con lo que haces, todo fluye y no le haces daño a nada.

Pregunta: Tu obra va desde el performance hasta una pintura abstracta muy sutil. ¿Cómo conectas mundos tan diferentes?

Elizabeth Cerviño: Parece disperso, pero todo lo conecta la poesía. La línea poética es el hilo conductor. A veces tengo una idea, un verso, y necesito buscarle un «cuerpo» suficiente para mostrarse. A veces ese cuerpo es mi propio cuerpo en un performance, a veces es una instalación con tierra, y a veces es la pintura. Es ponerme un reto. Yo soy pésima con la tecnología, así que todo tiene que estar al alcance de mis manos y de mi cuerpo.

Pregunta: Háblame de tu pintura. Esas obras enormes que parecen lienzos en blanco pero tienen una profundidad increíble. ¿Cómo llegaste ahí?

Elizabeth Cerviño: No fue alejándome de la academia, sino yendo al origen de la pintura. Me puse a investigar cómo nacen los pigmentos, los óxidos, cómo pintaban los antiguos. En esa serie de las «nieblas», yo empecé a imprimar el lienzo. Y me di cuenta de que las acuarelas blancas no existen en la pintura tradicional. Pero si tú das cientos y cientos de capas de aguadas blancas, muy ligeras, una sobre otra, logras que el lienzo se vuelva dócil, que nunca se craquele. No ves dónde empieza una capa y dónde termina la otra. Es un proceso de aprendizaje constante con el material. A veces fallo, a veces se echa a perder, pero es como volver a aprender de la pintura misma. Es mi forma de pintar, mi propia acuarela blanca.

Pregunta: Dijiste una frase ahorita que me dejó loco: «Vivir para el arte». Explícame eso.

Elizabeth Cerviño: Es que hay una diferencia abismal entre «vivir del arte» y «vivir para el arte». Cuando intentas vivir del arte, entras en un conflicto complicado, te llenas de ansiedad, quieres domar el mundo. Pero vivir para el arte es otra cosa. Es estar agradecido de poder crear. Si tú tienes que barrer calles para comprarte tus materiales y tener tu tiempo de creación, estás viviendo para el arte, y eso es el éxito. Estás siendo leal a tu pasión. Cuando vives para el arte, te acuestas tranquilo en la almohada, caminas mirando por dónde pisas y eres feliz. No eres un esclavo del mercado, eres libre.

Pregunta: ¿Qué maestros te marcaron en este camino?

Elizabeth Cerviño: Mis amigos se volvieron mis maestros. Campins, por ejemplo, fue mi maestro de pintura en la academia y luego fuimos colegas y amigos. Él nos abrió la mente a otra manera de hacer arte. Y en el ISA, Eduardo Ponjuán. Él dijo algo que nunca olvidaré. Yo estaba haciendo una obra con alambre, una cerca que me tomó meses. Cuando terminé, me encantaba, pero vino un profesor y me preguntó: «¿Qué es esto?». Yo me quedé callada, se me hizo un nudo en la garganta, quería llorar porque no sabía explicarla. Entonces llegó Ponjuán y dijo: «La obra es eso. Un día ella va a decir lo que es. Ya está hecha, está ahí». Eso me liberó. A veces no tienes que explicarlo todo. Si la obra no conecta contigo, no es nada, por mucho que te la expliquen.

Pregunta: Eli, para cerrar, ¿qué consejo le das a los artistas que están empezando y se sienten perdidos?

Elizabeth Cerviño: Mi consejo es: Sean leales a ustedes mismos. La lealtad empieza por uno. No puedes ser leal a tu país o a tus amigos si no te respetas a ti primero. Y la lealtad en el arte es trabajar, trabajar y trabajar. Yo era muy tímida, pensaba que me iba a morir sin que nadie me conociera. Nunca fui a tocar la puerta de un curador. Pero trabajaba obsesivamente. Y como tú dices, Pedro, hay una frecuencia en el arte. Si trabajas con honestidad, alguien va a llegar, va a ver tu trabajo y te va a encontrar. No se desesperen esperando una opinión. A veces una mala opinión te destruye si no estás fuerte. Tienes que ser celoso con tu obra. Nadie sabe más de tu obra que tú mismo. Si tienes dudas, espera. Trabaja mucho para que no tengas tiempo de escuchar el ruido de los demás.

90 Millas Art Space: Eli, me has dejado sin palabras. Salgo de aquí «golpeado» pero feliz. Gracias por esa paz y esa verdad tan grande.

Elizabeth Cerviño: Gracias a ti, Pedro. Dale un beso a Glendy y al niño, que tiene una bendición con esa condición especial, son los niños más lindos del mundo. Cuando bajen a Tampa, vengan a la casa a ver los animales. ¡Un abrazo!

Frases Clave de Elizabeth Cerviño

«Parece que mi obra es dispersa, que voy de la pintura al performance, pero la poesía lo conecta todo. Cuando tengo una idea o un verso, tengo que buscarle un cuerpo físico suficiente para mostrarse.»

«Todo tiene que estar al alcance de mis manos o de mi cuerpo. Necesito tener la capacidad física de sostener la obra y sentir sus límites; por eso me cuesta la tecnología, necesito el contacto real.»

«Tener muchas obras no te hace artista. Ser artista es tener la capacidad de ver tus obras malas, darte cuenta de que no sirven y tú mismo destruirlas. No le des ese permiso a nadie más.»

«A veces hay que esperar hasta dos años para ver si una obra funciona, si el material resiste o si cambia. Convivir con obras encerradas, esperando su momento, es una parte necesaria del proceso.»

«Empecé a crear como si la pintura no existiera, yendo al origen de los óxidos y los pigmentos. Dejé que los mismos materiales me enseñaran y me educaran de nuevo.»

«Las acuarelas blancas no existen. Pero si das cientos de capas de aguadas blancas, una sobre otra, logras que el lienzo se vuelva dócil y creas una profundidad donde no sabes dónde empieza una capa y termina la otra.»

«Hay una diferencia entre ‘vivir del arte’ y ‘vivir para el arte’. Si tienes que barrer calles para comprar tus materiales y crear, estás viviendo para el arte, y eso es el éxito real.»

«La obra es eso. Un día ella va a decir lo que es. Si no conectas con la obra, no es nada, por mucho que te la expliquen.»

«El mantra es: trabajar, trabajar, trabajar. Nadie sabe más de tu obra que tú mismo. Sé leal a ti; si no te tienes lealtad a ti, no se la puedes tener a nadie.»

«La felicidad es ir caminando muy despacio, sabiendo lo que uno quiere, sin lastimar a nadie ni a nada. Mientras no lastimes, todo está bien.»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *