90 Millas Art Space

Conversación con Kmilo Morales: Zen, materia y el oficio de pintar

Kmilo Morales en Association Noemi- Espace Brownstone, Paris 2025

Fecha de la entrevista: 7 de septiembre de 2025 — 10:02 EDT
Lugar: Estudio de Kmilo Morales, Madrid
Entrevistan: 90 Millas Art Space (Pedro)
Duración: 03:02:43

90 Millas Art Space:

Kmilo, gracias por recibirnos en tu estudio. Es un placer conversar contigo, rodeados de tus obras y de la energía que transmite este espacio.

Kmilo Morales:

Gracias a ti Pedro, eres bienvenido.

90 Millas Art Space:

Kmilo, ¿Cómo ha sido para ti la experiencia como artista fuera de Cuba?

 

Kmilo Morales:


Muy dura y muy distinta a Cuba. En la isla, con materiales pobres, uno aprendía a resolver, a ser creativo con lo que hubiera. En Europa o en Estados Unidos veo que muchos artistas se paralizan si no tienen el material exacto. En Cuba se valoraba mucho poder vivir del arte; aquí incluso los profesores dudan de que sus alumnos puedan lograrlo.



90 Millas Art Space:


La academia forma, pero ¿enseña realmente a sobrevivir en el mercado del arte?

 

Kmilo Morales:


No. La universidad te da herramientas para elaborar un discurso y defender tu obra, pero no te enseña a enfrentarte al mercado. Ahí afuera todo depende de que hagas contactos, de que te muevas, de que colabores con otros artistas, curadores, galeristas, y estés presente en eventos. La obra sola no basta.
En mi caso, mi estudio en Madrid se ha vuelto un laboratorio de ideas colectivas, donde comparto procesos y creo redes con otros artistas.

 

90 Millas Art Space:


¿Notas un cambio en cómo funciona el mundo del arte?

 

Kmilo Morales:


Totalmente. Antes los marchantes iban a los estudios; hoy casi nadie. Ahora el Instagram y el dossier son el primer filtro. La gente ve tu trabajo primero en digital. Es más frío.
Pero la socialización sigue siendo crucial. Antes los artistas de vanguardia, como Picasso, tenían los cafés y salones para encontrarse y crear oportunidades. Hoy toca hacerlo en ferias, inauguraciones, residencias. El contacto humano sigue siendo lo que abre puertas.


Kmilo Morales en su estudio de Madrid, Arco Azul, 2022

90 Millas Art Space:


¿Cómo definirías lo que es una obra “buena” y una obra “mala”?


Kmilo Morales:


Eso lo definen los filtros: las instituciones, las galerías, los críticos que defienden ciertos lenguajes. Una obra buena para un espacio puede no serlo para otro.
Lo importante es que detrás de cada pieza hay horas de investigación, experiencia personal y trabajo real. La apariencia sola no basta.



90 Millas Art Space:


¿Y qué pasa con la tradición y la vanguardia?


Kmilo Morales:


Cada generación vanguardista ha negado a la anterior, pero luego acaba estableciendo sus propias reglas y volviéndose tradición. Lo “correcto” cambia todo el tiempo: un material, una técnica, una forma de crear. Por eso es difícil trazar una línea fija entre lo tradicional y lo no tradicional.



90 Millas Art Space:


Mencionaste una anécdota con Miguel Barceló. ¿Qué sucedió?


Kmilo Morales:


En la galería Galiano presenté una obra monumental: una pieza negra de más de diez metros, muy matérica, casi un muro. Barceló la vio y me habló de Pierre Soulages. Yo no lo conocía, pero después entendí que, sin saberlo, habíamos llegado a búsquedas similares. Compartíamos un interés por referentes orientales, por esa relación entre gesto y materia.

Lo que más me marcó fue lo que me dijo después: “Hazlo tú, tienes que experimentarlo.” Fue como un permiso. Ahí comprendí que la pintura no es un concurso de originalidad. No es copiar si el gesto es tuyo, si nace de tu acción corporal, de tu necesidad real.

Ese consejo me liberó de un complejo muy común en los jóvenes: la obsesión de ser radicalmente distinto para ser aceptado. Barceló me dijo algo que me acompañará siempre: pinta porque lo necesitas, porque no puedes no hacerlo.



90 Millas Art Space:


Tu obra tiene un vínculo fuerte con el Zen. ¿Cómo llegaste a eso?


Kmilo Morales:


Pasaron dos cosas al mismo tiempo. Vi un documental sobre Gerhard Richter, sus grandes obras abstractas, y me impresionó la potencia de su gesto. Y luego leí un libro sobre Japón y el budismo Zen, donde aparecía la imagen de un monje rastrillando un jardín japonés. Ese gesto tan simple me dio una epifanía: entendí que el arte podía ser eso, un acto presente, cargado de energía espiritual.

Por consejo de Michel Pérez Pollo empecé a leer entrevistas y diarios de artistas. Y entonces hice un ejercicio: cada vez que leía “Zen”, la sustituía por “arte” o “pintura”. Y todo encajaba. Cuando un texto decía: “la meditación no hay que entenderla, simplemente hazla”, yo lo leía como: “la pintura no hay que entenderla, simplemente hazla”.

Eso me cambió la manera de trabajar. Dejé de obsesionarme con justificar cada detalle. Entendí que la pintura no se explica con palabras: la pintura se explica pintando.



90 Millas Art Space:


¿Cómo se trasladó esa idea a tu proceso físico de pintar?


Kmilo Morales:


Quise que la textura fuera real, no imitada. Empecé a rastrillar directamente sobre la pintura, usando herramientas de jardinería o de albañilería. El cuerpo entero se implicó en el proceso. Ya no era solo pintar: era un acto casi performático.

El gesto único —como la pincelada irrepetible o el rastrillado en un jardín japonés— se volvió esencial. Cada acción es definitiva, y ahí está la satisfacción espiritual. Para mí, pintar es una continuación del primer gesto humano: dejar una huella.



90 Millas Art Space:


Eso conecta con tu visión del tiempo en el arte, ¿no?


Kmilo Morales:


Sí. En el arte occidental se valora el tiempo y la complejidad: la Capilla Sixtina, por ejemplo. Pero en Oriente, la inmediatez del gesto perfecto tiene más valor. En la caligrafía o las artes marciales, la rapidez y la fluidez son esenciales. Para mí, esa visión oriental transformó mi forma de entender lo que es una obra lograda.



90 Millas Art Space:


¿Y cómo convives con los miedos en tu proceso creativo?


Kmilo Morales:


Tuve un tiempo muy geométrico, muy simétrico, lleno de miedos y complejos. Ahí me ayudó un consejo que nunca olvido: “no le tengas miedo a la belleza”. Me animó a permitirme obras bonitas, sin pensar que eso me restaba fuerza o me hacía académico.


Carta a Monet. Exhibicion en la Association Noemi- Espace Brownstone en Paris. 2025

90 Millas Art Space:


Hablemos del inicio. ¿Siempre supiste que querías ser artista?


Kmilo Morales:


Desde los tres años. Lo repetía como un mantra. Mi entorno me apoyó mucho, especialmente mis padres, que me dejaron dedicarme al dibujo. Fui disciplinado, siempre con la idea fija. Nunca dudé. El arte para mí no es solo una profesión: es mi manera de comunicarme y de entender el mundo.



90 Millas Art Space:


¿Tuviste alguna vez el deseo de abandonar?


Kmilo Morales:


No, pero emigrar a Madrid y empezar de cero fue muy duro. Hubo momentos de duda, de no tener dinero para materiales, de no saber si iba a poder seguir. Una oportunidad de exponer y la necesidad de resolver una obra grande sin recursos me confirmó que sí, que tenía que seguir. El arte se convierte en tu terapia, en tu manera de afrontar la vida.


90 Millas Art Space:

Tu estilo es muy personal. ¿Cómo lo encontraste?

Kmilo Morales:

En la escuela notaron que mi afinidad era más con la materia que con el color. Me recomendaron estudiar grabado. Y además soy daltónico, lo que influyó mucho en mi percepción del color. Eso me llevó a enfocarme en la huella, en el relieve, en la acción sobre la superficie.

Probé de todo, incluso pintura conceptual más política, colores brillantes… pero no era lo mío. Terminé volviendo a una pintura matérica, activa, que nace del gesto.


90 Millas Art Space:

¿Y tus primeras influencias?

Kmilo Morales:

Tuve la suerte de visitar La Academia de San Alejandro, colarme en los talleres y de conocer a artistas como Michel Pérez Pollo, Alejandro Camping, Darwin Estacio, Lazaro Saavedra, Flavio Garciandia, Rocío García. Eso amplió mis referentes. Y luego llegaron Richter, Soulages, Barceló, el Zen. Todo fue sumando hasta encontrar un camino que sentía verdaderamente mío.


90 Millas Art Space:

Pasemos al tema del mercado. ¿Cómo lo ves?

Kmilo Morales:

El mercado puede ser una trampa. Empiezas a pensar en lo que se vende y dejas de arriesgar. Para mí, lo importante es correr riesgos. A veces, lo que más se aleja de lo que dicta el mercado es lo que genera más interés.

Pero también es cierto que vivir del arte es fundamental. Sin cierta estabilidad, no puedes crecer ni trabajar con libertad.


IN & OUT, Factoría Habana, 2022.

90 Millas Art Space:

¿Qué consejo darías a un artista recién graduado?

Kmilo Morales:

Tres cosas:

    1. Trabajar, trabajar y trabajar. La obra sólida es lo primero.

    1. Mostrar tu trabajo. Ir a exposiciones, hablar con artistas, curadores, coleccionistas. Que sepan que existes.

    1. Crear comunidad. Exponer en colectivas es clave: no solo te ven tus amigos, sino también los del resto.

Y un consejo más: tener claro a dónde quieres llegar. Ese objetivo te guía. El camino no es lineal, pero la flecha siempre dará en algún lado.


90 Millas Art Space:

¿Y cómo manejar la duda y el ego?

Kmilo Morales:

Todos tenemos días en que nos sentimos el peor artista del planeta. La clave es seguir, pintar el siguiente cuadro, dejar que pase. Y sobre todo, manejar el ego. El ego genera complejos y frena el crecimiento.

El arte no tiene meta final. Siempre hay hambre de más. Cuando llegas a un lugar, quieres el siguiente. No hay jubilación en esto.


90 Millas Art Space:

¿Tuviste mentores en ese proceso?

Kmilo Morales

Sí, y estoy muy agradecido. En la academia, José Miguel Costa. En La Habana, Michel Pérez Pollo, que no solo fue mi maestro sino un compañero de estudio. Me alimentaba las ganas de hacer, de viajar, de leer. Fue el primero que creyó en mi obra cuando ni siquiera tenía estudio.

Más tarde, en España, Carlos Garaicoa. También fui asistente suyo, y él me abrió puertas, me mostró la escena madrileña, me invitó a exponer junto a artistas consolidados.

Esos mentores fueron decisivos.


90 Millas Art Space:

Hablemos de la docencia. ¿Qué significa ser profesor de arte?

Kmilo Morales:

En Europa y en Cuba, para ser profesor en una academia debes tener una carrera artística reconocida. Así lo hicieron grandes como Joseph Beuys o Rocío García. No es un refugio, es un lugar donde sigues ejerciendo desde tu práctica.
En Estados Unidos sé que es distinto, y a veces se da clase sin haber desarrollado una carrera. Eso cambia mucho la relación con los estudiantes.


90 Millas Art Space:

¿Qué importancia le das a estudiar arte en una academia?

Kmilo Morales:

Aunque no termines siendo artista, estudiar Bellas Artes es valiosísimo. Te da herramientas únicas: disciplina, capacidad de comunicar con imágenes, con objetos, con tu cuerpo. Eso sirve para arquitectura, diseño, incluso para la vida cotidiana.
Yo mismo habría querido aprender música, por ejemplo. El arte es como la meditación: no tienes que volverte monje para que te sirva.


90 Millas Art Space:

¿Qué opinas de los críticos e historiadores de arte?

Kmilo Morales:

Creo que deberían aprender a dibujar, pintar, esculpir, al menos un poco. Esa experiencia cambia completamente la forma de comunicarse con un artista. También deberían pasar tiempo en estudios, convivir con el proceso real. Es otra manera de entender el arte.


90 Millas Art Space:

Y los famosos “13 contenidos” del ISA…

Kmilo Morales:

Un buen ejercicio, pero muy mal interpretado. Se tomaron como leyes matemáticas, cuando el arte no funciona así. En el arte 1 + 1 no siempre es 2; puede ser 5, 10 o 0. Los contenidos deberían servir para ampliar recursos, no para encasillar.

El error fue obligar a los estudiantes a justificar cada clavo, cada detalle. Pero muchas veces una obra nace de la intuición, incluso del subconsciente. Hay cosas que entiendes un año después, y otras que nunca necesitas entender.


90 Millas Art Space:

¿Qué proyectos tienes ahora?

Kmilo Morales:

Recién terminé una residencia en París, donde salí de mi zona de confort y generé obra nueva. Ahora tengo una bipersonal con Odey Curbelo en mi estudio en Madrid, dentro de la temporada de “Apertura”. También preparo una colectiva en una nueva galería de Madrid y mi próxima individual ahí mismo.


90 Millas Art Space:

¿Qué lugar ocupa el estudio en tu vida?

Kmilo Morales:

Es esencial. Desde que mis padres me dieron mi primera habitación-estudio, entendí que ese era mi espacio vital. Aunque sea un cuarto pequeño, un baño, lo que sea, necesitas un lugar propio para trabajar.
Yo soy un artista de estudio. Las residencias me enriquecen, pero mi centro siempre está en mi espacio, con mis herramientas, mis libros, mi música.


90 Millas Art Space:

Para cerrar: ¿cómo ves el futuro del proyecto de 90 Millas?

Kmilo Morales:

Creo que es muy valioso lo que estás haciendo. Mi consejo es que te expandas más allá de Cuba. Hablar con artistas de México, Colombia, Argentina, te dará perspectivas totalmente distintas y hará que la plataforma sea más rica y útil. Cada país tiene otra realidad, otros referentes.

90 Millas Art Space:


Kmilo, gracias por esta conversación tan larga y generosa.


Kmilo Morales:


Gracias a ti. Y pinta, Pedro. Que a mí me gusta tu pintura.


90 Millas Art Space:


Ha sido un privilegio compartir este tiempo contigo, escuchar tu recorrido, tus aprendizajes y tu visión del arte. Estoy seguro de que estas palabras inspirarán a muchos artistas dentro y fuera de Cuba.


Kmilo Morales:


Ese es el objetivo, Pedro. Compartir para crecer.