Conversación con Roberto de la Torre
- Entrevistado: Roberto de la Torre
- Fecha: 30 de noviembre de 2025
- Hora: 11:58 EST
- Lugar: Conversación registrada para 90 Millas Art Space
- Entrevistan: 90 Millas Art Space (Pedro)
90 Millas Art Space: Roberto, bienvenido. Es un gusto tenerte aquí, sobre todo viniendo recomendado por Falconi. Sé que estás en la Ciudad de México, dividiendo tu tiempo entre tu obra y la docencia en La Esmeralda. Vamos a entrar en materia porque tu visión sobre el arte, el mercado y la educación es algo que nuestros estudiantes necesitan escuchar.
Roberto de la Torre: Al contrario, Pedro, el gusto es mío. Me parece muy interesante lo que están haciendo. Efectivamente, estoy en la Ciudad de México, trabajando en mis proyectos y dando clases en La Esmeralda, que es quizás la escuela pública de arte más relevante de México. Para mí, la docencia y la creación se compaginan perfectamente; es una vocación doble que disfruto mucho.
Pregunta: ¿En qué estás trabajando actualmente? Mencionaste un proyecto muy potente realizado en la India.
Roberto de la Torre: Sí, actualmente tengo la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte, un apoyo muy generoso de tres años, donde estoy desarrollando un proyecto sobre la memoria y el paso del tiempo, basado en una colección de estampillas que tenía de joven. Pero paralelamente, se está exhibiendo un trabajo que para mí es de importancia: la serie «Peter England». (Nueva Delhi – Mumbay, 2013) Este proyecto surgió en la India. Allá compré un traje de ejecutivo muy lujoso de la marca Peter England —un nombre que carga con todo el peso histórico de la colonia—. Lo que hice fue vestir ese traje y cargar un espejo grande, de un metro veinte, sobre mi cuerpo. El efecto visual es que el espejo «corta» mi cabeza; se ven mis brazos y el traje, pero no hay cabeza. Camino por espacios públicos en Nueva Delhi y Mumbai. El espejo va reflejando las realidades contrastantes: si estoy frente a un banco lujoso, el espejo en mi pecho refleja a la gente durmiendo en la calle. Es una metáfora de una humanidad sorda, ciega y decapitada ante las atrocidades sociales y políticas que vivimos.
Pregunta: Me contaste una anécdota increíble sobre un momento inesperado con un animal durante ese proyecto. ¿Podrías compartirla?
Roberto de la Torre: Fue un momento de azar absoluto en Mumbai. Trabajaba con un equipo de fotógrafos y de repente vi a un hombre que traía un chango amarrado a una cuerda. Me agaché con el espejo y el cerdo empezó a interactuar, a mirarse. En la fotografía, la cabeza del cerdo se refleja justo donde debería estar la mía, adoptando el cuerpo del ejecutivo de traje. Y visualmente, parece que el cerdo tiene sujeto al humano con una cuerda. En lugar de una evolución, la imagen sugiere un retroceso brutal. Esas son las cosas que pasan cuando trabajas en el espacio público y no en la seguridad del estudio; la realidad te regala momentos que completan la obra.
Pregunta: Tienes una regla personal de no repetir proyectos. ¿Por qué esa decisión y cómo afecta tu forma de trabajar?
Roberto de la Torre: Desde muy joven me planteé no repetir obras. Me gusta trabajar en sitios específicos. Cada lugar tiene códigos visuales, antropológicos, históricos y políticos únicos. Yo viajo al lugar y desarrollo una habilidad para, en poco tiempo, leer esos códigos y tejer una propuesta que solo funciona ahí. Si repitiera la serie de la India en otros países, sería un éxito comercial, sería cómodo, pero me molestaría ver que un trabajo se parece al otro. Prefiero el desafío de renovarme y cambiar de medio. Trabajo con diversos medios que voy adecuando a cada proyecto, no me obsesiono con una sola técnica. Con frecuencia le recomiendo a las/os estudiantes que no se casen jóvenes, es decir que no se enfoquen a un solo medio de representación, es mejor experimentar sin límites
Pregunta: Hablando de procesos, mencionaste un proyecto monumental donde convertiste un museo en una fábrica. Cuéntanos sobre esa logística y la importancia de la planificación.
Roberto de la Torre: Ese fue uno de mis trabajos más ambiciosos, en 2010. En la Ciudad de México me invitaron a un museo que antes era un convento y lo que hice fue transformar la nave principal en una industria de alimentos. Teníamos a mas de 40 jóvenes diariamente, un jardín hidropónico real cultivando epazote y procesando harina. Pero la escénica de la obra estaba en el empaquetado: los trabajadores contenían la harina y la hierba de una manera visualmente similar a la forma en que se empaquetaban los narcóticos. En esta propuesta se plantea una reflexión sobre el tema de narcotráfico como industria, fuente generadora de trabajo y de alimento; y no desde la violencia que seria lo mas evidente, sino desde la productividad y el capitalismo. Para lograr este proyecto, tuve que negociar muchísimo con la institución. Hice maquetas, dibujos esquemáticos, planos para convencer a los organizadores del museo, fueron meses de negociación. Ahí es donde entra la disciplina. Aprendí mucho de artistas como Christo y Jeanne-Claude; para ellos, la negociación y los bocetos eran parte de la obra. El artista profesional tiene que saber proyectar y convencer, no solo tener la idea.
Pregunta: Tienes una postura muy crítica sobre el mercado del arte y las galerías. ¿Cómo ves esa relación entre creación y capital?
Roberto de la Torre: Es un tema crudo, pero hay que decirles a los estudiantes que «Santa Claus no existe». El mercado busca especular y, tarde o temprano, intenta domesticar al artista. Si entras a una galería, aunque parezca que eres libre, eventualmente te pedirán ciertos formatos que se vendan. Y he visto a muchos artistas talentosos quedar «abyectos» ante ese sistema, repitiéndose para vender, dejando de arriesgar. Hoy vemos una hipocresía grande: el mundo del arte maneja un discurso humanista, de equidad, de descolonización, pero en la práctica es sumamente elitista, codicioso y discriminador. Buscan al artista «exótico» (trans, racializado, etc.) no por humanidad, sino por especulación de mercado. Yo he optado por mantenerme, en la medida de lo posible, al margen de esa presión. He sobrevivido y he tenido reconocimiento internacional sin plegarme a las modas. El arte para mí es un pasaporte que la sociedad te otorga para entrar a lugares donde otros no entran y hablar de temas tabú, pero eso conlleva una responsabilidad ética, no una oportunidad de lucro fácil.
Pregunta: Entonces, ¿qué es el éxito para ti en este contexto?
Roberto de la Torre:
El éxito no es estar en la feria de arte vendiendo lo mismo cada año. El éxito es mantener la capacidad de riesgo. Yo les digo a mis estudiantes: Sean artistas emergentes toda su vida. El artista emergente experimenta, no tiene miedo a perder un estatus porque no lo tiene, y eso le da una libertad brutal. El artista consagrado a veces deja de arriesgar por miedo a perder su posición. Si se logra mantener esa curiosidad y libertad de exploración en el transcurso de la vida como artista o creativo, sin dejar de ser reflexivo; no te aburrirás, tu vida será mas satisfactoria.
Pregunta: Para cerrar, ¿qué le dirías a ese estudiante que está por salir de la escuela y tiene miedo al futuro?
Roberto de la Torre:
Les diría que las herramientas creativas que aprendieron no son solo para hacer «cuadros» o «performances», son para la vida. Si deciden no seguir en el arte y se dedican a otra cosa, no es un fracaso. Al contrario, van a llevar esa creatividad a nuevas áreas y eso es valioso. No caigan en esa mentalidad estadounidense de «ganadores y perdedores». Y si deciden seguir en el arte: sean conscientes. Si entran al mercado, sepan cómo funciona para que no los devore. Y sobre todo, compartan. El conocimiento no es para guardárselo. El arte es una forma de aproximarse a la realidad y compartir esa visión con el dentista, con el barrendero, con tu familia. La experiencia y el conocimiento como creadores hay que compartirlo, nos hemos entrenado para observar la vida y aproximarnos a la realidad desde diferentes perspectivas, ahora nos toca compartir esa visión a los diferentes sectores de la sociedad que no tienen tiempo para pensar en ello, no porque no sean capaces si no porque se han especializado en otras actividades ajenas a nuestras/os intereses pero que también son útiles para nosotras/os. Si logras que tu acto creativo sea parte de tu existencia diaria, ya ganaste.
90 Millas Art Space: Roberto, ha sido una charla magistral. Gracias por esa honestidad brutal y por defender la idea de vivir para el arte, con toda la valentía que eso implica. Vamos a seguir en contacto para ese concurso con los estudiantes.
Roberto de la Torre: Claro que sí, Pedro. Un gusto. Cuenten conmigo para lo que necesiten y sigamos impulsando a las/os jóvenes. Estamos en contacto.
Frases Clave de Roberto de la Torre
«El mundo del arte es muy hipócrita. Por un lado tiene un discurso humanista y de equidad, pero al mismo tiempo es sumamente elitista, ambicioso y discriminador. Hay que decirles a los estudiantes que no fantasíen, ‘Santa Claus no existe’.»
«Sean artistas emergentes toda su vida. El artista emergente sí experimenta, sí arriesga. El artista establecido muchas veces deja de arriesgar porque teme perder su estatus.»
«El arte es un pasaporte que la sociedad te otorga. Te permite hablar de temas tabú y entrar desde los barrios más bajos hasta las esferas más ricas. Pero ese pasaporte conlleva una gran responsabilidad ética.»
«Para convertir un museo en una fábrica de harina que parecía narcótico, tuve que negociar y hacer planos precisos. La intuición es vital, pero obras de ese calibre requieren la disciplina de un arquitecto.»
«Me fascina el performance y la instalación, poner énfasis en los procesos, trabajar en el espacio público, realizar actividades participativas y cualquier forma de expresión que no perdure, porque es lo que mas se aproxima a la vida. La vida es impermanente. Es necio y absurdo están pensando en la idea de trascender por siglos.»
«El arte también es intuición y es inmediatez. He hecho obras monumentales que requirieron meses de planeación, pero también he hecho obras bellísimas que nacieron de un garabato en una servilleta un día antes de la presentación. No hay una sola metodología.»
«Para mí, el arte no se limita a la obra que va a ser exhibida en una galería o museo. El acto creativo se hace parte de la mi propia vida; es la herramienta indispensable para aproximarme a la realidad y entender el mundo.»
«Cuando veo que un trabajo mío se empieza a parecer al anterior, me molesta. Desde joven decidí no repetir proyectos. Cada lugar tiene sus propios códigos y hay que crear algo único para ese contexto específico.»
«El dibujo me interesa más allá de la estética o la representación; me interesa desde la perspectiva del pensamiento. Es una forma de entender la idea antes de llevarla a cabo, ya sea en papel o caminando, porque caminar también es dibujar una línea.»
«El arte no es solo lo que te muestra el MoMA o los libros de historia occidental. He visto artistas extraordinarios en festivales de arte y performance que nunca han salido en un libro, y eso no los hace menos artistas.»